Demasiados días al teléfono y apenas unos kilómetros de distancia separaban a aquellos jóvenes aún con alma de niños…
No sabían nada el uno del otro… Intercambiaban unas cuantas palabras mientras caminaban al instituto y otras a la salida del mismo… Nunca hablaban de ellos, de sus futuros…
Pero apenas unos cuantos días más de llamadas al móvil de ella fueron suficientes para darse cuenta de que realmente aquél chico empezaba a significar algo importante para ella…
Ella simplemente callaba y disfrutaba de su compañía a diario, eso de ir al instituto la empezaba a gustar solo con pensar que le tenía cerca…
Meses más tarde se dio cuenta de que le estaba empezando a querer y no sabía muy bien si era bueno o malo…
El chico parecía seguirle el juego pero nunca decía nada acerca de aquello…
Los días pasaban y poco a poco sentía la necesidad de decirle que le quería…Llevaba tiempo así y sentía que su corazón necesitaba expulsar todo aquello…
- ¿Qué tal estás hoy?- Se escuchó al otro lado del teléfono…
- Muy bien, ¿ Y tú?- respondió ella con una sonrisa en la cara… La misma que ponía cada vez que hablaba con él…
- Tengo que hablar contigo- le dijo él…
Ella con cara de sorpresa le respondió:
- ¡Vale! Dime lo que sea… - le dijo nerviosa…
- ¡No!, prefiero que sea en persona, por aquí no es lo mismo…
Ella atónita le dijo de nuevo:
- ¡Vale! ¡Dime sitio y hora y allí estaré!
- ¿A las 5 junto al banco del parque en el que siempre nos sentamos a charlar al salir de clase?
- ¡Vale!- respondió ella…Su cabeza en aquél instante no estaba en condiciones de pensar nada más…
Antes de colgar el teléfono, el chico la despidió con un beso… Ella le correspondió con otro, pero sin darse cuenta pronunció el ``Te´´ del ``Te quiero´´ que finalmente acabó perdiéndose en su mente al oír aquél beso…
Por suerte no lo dijo… ¿Y si lo hacía y metía la pata? No podía permitirse el lujo de perderle… Acababa de quedar con él… Y lo peor de todo es que ni siquiera sabía para qué…
Nerviosa miraba cada cinco minutos el reloj esperando que éste marcara las 5…
Una hora más tarde las campanadas del reloj anunciaban que eran las 5…
Salió corriendo al banco de su cita…
Allí estaba él… Se acercó y le saludó con dos besos… El chico la invitó a sentarse junto a él, y acto seguido le agarró la mano… La miró con una inmensa sonrisa. Le dijo que esos meses a su lado habían sido los más felices de su vida… Le pidió que fueran algo más que amigos… Y terminó diciendo:
- ¡Te quiero!
La chica sin saber muy bien cómo volver a pronunciar una palabra le miró y dejó caer por su mejilla una lágrima de felicidad. Se la secó y poco después con una sonrisa y una mirada cómplice , ambas como testigo de aquello, le respondió:
- ¡Te quiero!
La bonita amistad que tenían, en cuestión de meses se convirtió en la historia de amor más bonita jamás contada…
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