Eran las tantas de la madrugada y ella no podía dormir, necesitaba dejar de sentirse frágil, abrazarle y dormir acurrucada a él.
Su cama estaba fría, como ese mes de enero que no pasa desapercibido por las nevadas, el frío y las heladas matutinas.
Por fin sus ojos se rinden a la noche, al sueño, al cansancio, al calor que sólo las sábanas le dan y se duerme. Sueña con ella, con él, con su ``nosotros´´ y con su eterna sonrisa, pero al cabo de no mucho tiempo se despierta sobresaltada, esta vez no está él para tranquilizarla. Coge su pequeño peluche y lo abraza, no le sirve de mucho pero siente que no está sola en aquella pequeña pero a la vez gran cama.
Se tranquiliza y se vuelve a rendir ante la noche.
La próxima vez que se despierta ya es de día, pero él sigue sin estar a su lado abrazándola como los dos quieren. Se levanta y le dice a su peluche ``Buenos días cariño´´ como si él estuviera allí, al fin y al cabo es el que la ha protegido toda la noche y se lo merece.
Se incorpora y aún con cara de sueño coge el móvil para derramar la primera sonrisa por él gracias a su mensaje de buenos días.
Poco a poco las horas de su reloj avanzan y vuelve a llegar la noche, la parte más dura de otro día sin él.
Aún a pesar de todo, cada día le quiere más y eso él lo sabe. Ambos se quieren como jamás nadie se ha querido y eso hace que superen cada día con fuerza.
Recuerda: ``Muuuuuuuuuu´´.
No hay comentarios:
Publicar un comentario