Hoy no escribo por mí, sino por él. Por la persona que lleva ahí tantos y tantos ratos, aguantándome y mimándome en cada rincón.
Hoy va por él, porque me entiende mejor que nadie.
Hace apenas tres días fue tu cumple, no pude hacerte un regalo más, me faltaba tiempo ( ya sabes lo que pasó). Hoy, no pretendo que sea tu regalo atrasado, quiero darte las gracias por todo lo que algún día hiciste, por lo que haces cada día y, por lo que se, algún día harás.
Eres lo más grande que nadie puede tener al lado.
Tú y tus mimos
Tú y tus abrazos
Tú y tus tonterías para hacer reír a la gente
Tú y tus `` luego lo hago´´
Tú y tus caras irremediablemente adorables, no tanto como tú
Tú y tus mil besos cada mañana, tarde y noche
Tú y tus sonrisas
Tú y tu manera de mirarme
Tú y tus rarezas, que no son más que mis imperfecciones
Tú y tus maneras de jugar, de querer, de reír, de besar, de mirar, de sonreír...
Tú y esa forma tan especial de quererme.
Sé que si sigo me estaría horas y horas aquí tecleando todas tus perfecciones, esas que tú muy a menudo llamas imperfecciones.
Gracias por dejarme, un año más, formar parte de esto, formar parte de ti.
Tómate esto como aquello que un día te quise decir y no te dije, como aquello que día a día no te se recompensar, como aquello, que poco a poco dejo de decir pero no porque no sea importante, sino porque doy como sabido, como aquello que no digo pero que no dejo de sentir, como aquello que me haces vivir, como aquello, lo cual bauticé como lo más bonito de mi vida.
Sé que lo leerás mañana, pero por si acaso, esta noche sueña conmigo, contigo, con los dos. Deja que eso que sientes fluya con lo mío y haz que tus sueños y tu mente se una con la mía.
Una vez más, TE QUIERO.
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